Acordemos algo, antes de enlodarnos la mente y el orgullo en razonamientos. Para llegar a lo que me pasa hoy, a lo que vivo hoy a lo que pienso hoy, debo dejar atrás primero todo esto y comenzar desde el principio.
Si el mal en el mundo… si el dolor y el sufrimiento me impiden comprender una causa primera al origen de todo lo existente, (ya no digo una causa primera bondadosa) estamos engañando nuestra mente, poniéndole el píe antes de que pueda realmente pensar, estamos diciéndole ya parcialmente lo que puede o no puede ser basado en lo que yo entiendo como mal, sufrimiento, dolor, y todas las preconcepciones que afectan mi emocionalidad y pensamiento.
Hay que llegar con la mente en blanco, abierta a que lo que reflexione no vendrá manchado por la aprobación o desaprobación de lo que hoy creo. Esto vale también para el que al contrario el amor, la bondad, la alegría de hoy lo hacen concebir una causalidad primera racional, no que no apunten a ella, pero comencemos pues desde el comienzo, desde una mirada limpia a lo que puedo pensar y ver.
No dejemos que las causas últimas de momento nos opaquen el pensamiento, sí, las causas últimas son las que vemos y las que en última instancia nos llevarán a tratar de entender la causa primera, pero no debemos dejar que el lente de lo que creemos hoy nos impida ver y apostar por más posibilidades de las que concebimos hoy.
Comentarios recientes