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¿Qué es la felicidad? no es el tiempo que vivas ni aquello que poseas, tu vida se puede extinguir hoy mismo, o mañana o en seis meses o quizá en ochenta años. Puedes tener el trabajo mejor remunerado del mundo, el automóvil más veloz, la pareja más deseada o la casa vacacional más exclusiva… pero te falta pasión. Te falta la certeza absoluta de quién eres y que es lo que amas, la confianza implacable con la que te sabes infinitamente imperfecto, quizá hasta insuficiente, y aun así nada te puede derrotar porque no estas aquí para ganar ninguna guerra, solo para lucharla… La confianza implacable de quién hace lo que hace porque lo ama, porque si no lo haces tú ¿quién lo hará?. Es la pasión y el amor de quién sabe que la vida no se medirá en años, sino en historias, no…. No en historias, en una leyenda.

No es el dinero, ni la inteligencia, ni la matemática, ni las emociones, ni siquiera la razón… es la pasión, el arrojo total de la mente (el alma) en algo que le supera, es el deseo infinito que tenemos de dejar huella, de impactar la realidad, de hacer eco en la eternidad… no… no de hacer eco en la eternidad, de superar la eternidad, de ser una leyenda más grande que la eternidad. No porque hicimos grandes cosas, sino porque hicimos lo que amamos, lo que creemos, lo que nos hace ser lo que somos. Eso es la confianza, esa es la pasión, ese es nuestro destino, eso es lo que nos dice Dios al oído cuando aprendemos a callarnos y escuchar, cuando al miedo lo dejamos pasar y a los enemigos los ignoramos, cuando todo queda detenido en ese instante que te das cuenta… que no hay marcha atrás, estás vivo, aquí estás y todas esas comodidades y promesas de una vida son falsas, tu vida vale más que la paz engendrada en la conformidad de lo aceptable, tu vida… y lo sabes, es un incendio, un fuego, es un desafío a la muerte, a la física, a la esperanza, a la fe, a la realidad… eres libre, Dios te hizo libre……… ¿qué harás?