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El relato del Génesis es un anti-mito. El autor sagrado conoce muy bien el Enûma Elish y los mitos de creación circundantes y utilizando elementos del lenguaje común, los subvierte revelando a un Dios como ningún otro.

La creación no es resultado de la violenta lucha entre dioses, Dios simplemente usa “su palabra” y pone en marcha la creación. El hombre no es un simple añadido a lo creado, un sirviente de las necesidades de las deidades. El hombre es el punto culminante de la creación, creado a “imagen y semejanza” de Dios. ¿Qué significa esta imagen y semejanza? En el lenguaje Bíblico vemos qué significa la imagen y semejanza de un hijo con respecto a su padre.

El autor sagrado revela a un Dios que es el único Rey, el único digno de alabanza y gloria. Los elementos del cosmos no son dioses, los reyes no son dioses… y todos y cada uno de nosotros somos creados como hijos, todos, no solo los reyes y los sacerdotes, todos somos hijos y somos representantes de Dios ante la creación, ante la naturaleza, la tierra y los animales y es nuestra responsabilidad cuidar, administrar y hacer prosperar todo lo creado a imagen de la fecundidad y generosidad de nuestro Padre.

El discurso superficial de internet predica a un ignorante pueblo Judío que copió mitos babilónicos. Esa idea sí es realmente ignorante de la potente revelación subversiva del autor sagrado del Génesis.