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Prostituye el significado de una palabra y la podrás manipular a tu antojo. Es lo que ha pasado con la palabra “amor”. Todos la usan para todo, “amo el chocolate”, los novios que tienen 3 meses de conocerse ya se dicen “te amo”. Los guionistas de películas y series reflejan su propia idea superflua del amor en las pantallas.

Pero para conocer realmente el significado de las cosas debemos ir a su fuente. El amor no es una invención humana sino una persona, Dios. Tendemos a creer que las cosas “son así porque sí” como si se hubieran dado la existencia a sí mismas. Pero ni tú ni yo nos dimos la existencia, ni podemos definir el significado último de las cosas. No podemos definir que es el amor, ni la esperanza, ni el bien, ni el mal. Por más que “escuches” por ahí que cada uno puede darle el significado que quiera a las cosas, eso es completamente falso. Decir que el amor para mí es… O la esperanza para mí es… Te lleva a ideas y conceptos limitados. Son opiniones que podrían reflejar un poco o nada de El Amor, La Esperanza, El Bien y El Mal.

Escuchemos entonces que nos dice aquél que Es Amor:

“»Porque tanto amó Dios al mundo que envió a su único Hijo, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” ‭‭(Jn ‭3,16‬) ‭

Como Dios nos ama, nos envió ayuda. Fíjate que no dice “como amamos a Dios”, “como somos buenos”, “como somos guapos”, “como somos generosos”, “como somos pobres”, “como somos…” Simplemente porque DIOS NOS AMÓ, nos envió a su Hijo. Sin pretextos, sin requisitos previos, sin nada que no sea su AMOR. Como un Padre que ama a sus hijos sin que los hijos hayan hecho nada previo.

Esta es la primera característica del amor divino, no tiene tasa ni medida, no es la respuesta a nada, no es el resultado de cosas que hago, simplemente ES y se me entrega porque me ama. ¿Ahora entendemos porque Dios ama a sus enemigos y nos pide amar a los nuestros? Porque su amor no se da solo a algunos, sino a todos los que viven, porque todos son creación suya y todos están invitados a convertirse en sus hijos si aceptan serlo, si aceptan que Cristo vino por ellos.

Así que, cada vez que tu esposo, esposa, hijo, vecino, hermano, padre sea insoportable para ti, imagina todo las cosas insoportables que has hecho para Dios y todo lo que Dios las ha ignorado, supliéndolas con la gracia y el cariño de un Padre que te ama.

Santa Teresita de Lisieux nos dice como, ante una hermana que no soportaba, en su diálogo interno se decía que a pesar de eso Cristo la debía amar infinitamente, y que debía haber depositado muchas gracias dentro de ella que Teresita no podía ver, pero estaban ahí. Así que se esforzaba por amarle y ayudarle, aunque naturalmente no sintiera la inclinación a hacerlo. Esta actitud y estos pensamientos son el reflejo de la certeza que Teresita tenia del amor de Dios, del amor que había contemplado en Jesús y le había hecho comprender que el amor es el sí sostenido al otro, a pesar de sus defectos, como Cristo nos amó a pesar de todo.

“»Porque tanto amó Dios al mundo que envió a su único Hijo, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” ‭‭(Jn ‭3,16‬) ‭

Así que Dios nos ama porque nos ama, pero no nos lo dice con los labios, sino que lo proclama haciendo algo por nosotros. Sí, nos crea, nos da la vida, pero eso no es la señal completa de su amor, sería como un padre humano que engendra y luego abandona a su hijo. No, Dios nos ama y nos envía a su único Hijo, nos acompaña. El infierno es el lugar donde estamos solos completamente porque hemos rechazado el amor de Dios, el cielo es entonces, el lugar donde Dios está conmigo.

Porque nos ama, Dios hace algo por nosotros, se encarna y viene para acompañarnos, para acompañar nuestras pruebas, nuestro dolor, nuestro sufrimiento, nuestra alegría y nuestra esperanza. Viene a ser parte de nuestra vida.

Vamos viendo como el amor se va desenvolviendo… Dios nos ama porque nos ama, por eso hace algo, se encarna y viene a acompañarnos, pero poco a poco ese amor se va “explicando” más. Viene y nos acompaña porque no quiere que nos perdamos, sino que tengamos vida eterna ¡Ya salió la verdad! Dios no nos ama solo porque sí, nos ama porque ¡QUIERE ALGO A CAMBIO! sí… lo que quiere es… a nosotros. El circulo se ha cerrado. Dios nos ama porque nos ama porque lo que quiere es a nosotros. Dios no viene a pasarla bien, sino que viene con un objetivo, con el objetivo de SALVARNOS. Que no nos perdamos sino que tengamos vida, vida de verdad, vida en abundancia, vida eterna, que es la vida en su compañía, él con nosotros y nosotros con él. Entonces el amor es buscar al otro para que el otro se salve, para que el otro tenga vida, para que el otro este con Dios. Mi amor no es algo para mí, mi amor no es algo que el otro tenga que merecer, mi amor no es algo que se venda, mi amor es para y por el que amo.

Por eso:

“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Co‬ ‭13,4–7‬‬‬)

El amor es el sí sostenido al otro, a pesar de sus defectos, como Cristo nos amó a pesar de todo.

Cada persona en tu vida es una oportunidad de amar como Cristo nos amó, una oportunidad de que el otro vea el amor de Cristo en ti, la oportunidad de parecerte un poquito a tu Padre, de traer un poquito de Cielo al mundo, la oportunidad de que a través del otro le digas que sí a Jesús, lo ames a él porque amas al otro y ames al otro porque lo amas a él y ames a los dos porque te amas a ti, porque te sabes amado por aquél que dio su vida por ti. Es el océano del amor divino cubriéndolo todo en todas direcciones. Es la familia de Dios que necesita de todos sus hijos y los ha llamado a caminar juntos de regreso a casa.