1 ¿Es razonable creer en Dios?
Sí, es muy razonable creer en una fuerza creadora. En un principio fundamental que funda toda la realidad.
2 ¿Por qué es razonable creer en Dios?
Algo es razonable cuando en la reflexión encontramos que tiene sentido, que refleja algo de nuestra experiencia, y otro tanto de lo que conocemos.
Hay muchas maneras en las que es razonable creer en Dios.
I. Por nuestra experiencia de ser humanos. No podemos entender la naturaleza de las abejas, ni vivir en carne propia el sentir de los elefantes, ni tampoco podemos ir más atrás de la creación de la materia. Pero lo que si podemos y de lo cuál tenemos información profunda y confiable, es conocer todo acerca de “ser humanos”.
Sabemos de primera mano que sabemos, conocemos que conocemos. Tenemos una cualidad que es cualitativamente superior a todo lo creado… la consciencia. Aquí me refiero a la consciencia no como brújula moral, sino como autoconocimiento, saber que somos, conocer que existimos. Esta cualidad, haya sido resultado de un proceso evolutivo o no, me indica que hay algo fuera de la materia que me funda. Aunque podamos decir que son los procesos químicos y biológicos los que posibilitan esa consciencia, el hecho de que exista en nosotros (y aún en menos medida en otras especies animales) ese “fuera de mi” y ese “dentro de mi” me llama la atención. Me parece bastante razonable creer que en el universo existe una consciencia que funda la mía y que la hace ser.
¿Pero si tu mismo dices que la materia es la que posibilita esa consciencia, para que requerimos algo fuera de esa materia para explicarlo?
Porque una cosa es que exista en la materia la posibilidad de la consciencia y otra diferente que de hecho se haya dado… o más impresionantemente, otra cosa es que la materia haya sido posibilitada precisamente para eso.
Con todo lo que produce la tierra podemos crear el Taj Mahal, o la Basílica de San Pedro, pero lo que posibilita dichas creaciones a partir de ese material está fuera de ese material, es nuestra inteligencia y nuestro espíritu —o nuestra “mente”— quién las crea. La materia no se acomoda a si misma con significado, solo con necesidad (Parafraseando e interpretando a Nietzsche) Las bellas esculturas que la erosión realiza en las rocas existen no porque la materia sepa lo que es bello o porque les haya otorgado un sentido, es el hombre precisamente quién puede ver esa belleza o darle ese sentido. El Taj Mahal o la Basílica de San Pedro son distintas a la materia de la que son formadas, porque les dimos un sentido trascendental, algo que se le da desde afuera del marfil o los ladrillos.
¿Es razonable que haya una consciencia que haya dado forma a las leyes que posibilitaran precisamente otras consciencias (como la humana) a través del mismo material plástico que uso para crear todo lo demás en este universo? Sí.
No solo digo que eso sea posible, sino que es increíblemente razonable. También existen otras posiciones, como decir que la consciencia es un accidente evolutivo, una “feliz” coincidencia. Es posible también, ¿razonable? me parece un poco menos.
Antes de seguir, no estamos hablando aquí de ninguna imagen concreta de Dios, solo estamos pensando lo que es razonable o no lo es.
Dejando atrás esa consciencia humana ¿que más tenemos?
II. La presión de una moral que me interpela. Como humanos también tenemos conocimiento de algo bastante universal. Sentimos el peso, la presión de comportarnos de alguna manera y no de otra. No hablo aquí de expresiones concretas de la moral, sino de un sentido universal del bien y el mal. Cualquier persona del mundo pudo haberse dado cuenta que la ideología y actuar de los Nazis eran una representación bastante palpable del mal. No había ni siquiera que preguntar… millones se movilizaron a enfrentarlo, aun a riesgo de su vida (y muchos la perdieron).
Cuando vemos a un niño muriendo de cáncer en la cama, nos indignamos y decimos “no es justo”. ¿Pero por qué no es justo? Lo más normal en esta naturaleza es que todo ser vivo y animal sufra y muera. ¿Cómo podemos decir que algo no es justo si no conoces lo justo? Hay algo en nosotros que nos dice y habla acerca de la justicia, que nos dice y habla acerca del bien y el mal.
Hay gente que dice que Dios no existe porque existe el mal. ¿Como puedes decir que existe el mal si no conoces el bien? ¿Y cómo puedes conocer el bien si Dios no existe?
Algunos dirán que en algún punto evolutivo desarrollamos una empatía que nos permitió vivir en grupos, creando sociedades más fuertes. Pero eso ya es simplificar ese sentimiento colectivo y universal de justicia.
Y si es una impresionante casualidad que la creación haya sido posibilitada para la consciencia más aún es increíble que le evolución lleve una semilla de sentido moral y de hecho haya terminado germinando.
III. La sensibilidad del espíritu, su ímpetu creador. Me viene a la mente la interpretación de “O Holy Night” de Pavarotti, o las sensaciones que tengo cuando veo la Crucifixión de Diego Velazquez, o la Noche estrellada de Van Gogh. Me recuerda cuando leo algo tan profundo como “Introducción al Cristianismo” de Ratzinger, o algo tan fuera de este mundo como la Divina Comedia. Me asalta cuando comienzo a dibujar, o a pintar con acuarelas. Me desconcierta cuando sin aviso y consideración siento una necesidad más imperiosa que la vida por comenzar a escribir.
Como personas no somos ajenos a la belleza de crear y admirar lo creado… como si fuéramos dioses caídos podemos dar vida, engendrar cosas nuevas, con sentido, con emoción, con profundidad. No solo tenemos consciencia, sentido de bien y justicia, también podemos crear y dar sentido. Sí, las aves cantan muy bello, pero ninguna se acerca ni de cerca al tremendo poder del Dies Irae de Mozart interpretado por una filarmónica de 100 personas. Las arañas crean complejas telarañas, pero ninguna podrá jamás duplicar el sentido y complejidad de una obra de Rembrandt. Los elefantes pueden hacer manchas en un canvas con sus trompas, pero no podrán comprender los tormentos de un Picasso.
Engendrar y comprender la belleza es no solo inservible, casi antimateria, sino que proclama a gritos que nuestra mente se alimenta de algo más que de átomos, desea algo más que lo palpable… Ya no hablo aquí de algo solamente razonable, sino de quizá algo atormentadoramente más real que buscamos, tan real como mi carne debilitada y mi sangre punzante en mis venas.
3. Es muy razonable suponer la existencia de Dios. ¿Qué es irracional? Rechazar algo porque no lo comprendo, porque no lo entiendo o porque lo entiendo mal. Porque me interpelaron palabras de personas que desde un inicio desean rechazar por completo cualquier racionalidad detrás de la existencia de Dios. Eso es bastante irracional.
4. No estamos solos. Uno de los grandes mitos del nuevo ateísmo es creer que ha descubierto algo “nuevo” o algo revolucionario, algo así como un nuevo “iluminismo”. Pero la realidad, la brutal realidad es que existe una rica, profunda y sería tradición de pensamiento inteligente Cristiano, que nos viene desde siglos atrás. Un pensamiento que se ha preguntado con mayor firmeza y creatividad cuestiones aún más complejas que las que cualquier pensamiento ateo ha podido siquiera plantearse.
Es cierto que hay mucho Cristiano poco preparado para razonar su fe, para expresar sus razones de manera articulada e inteligente, pero también hay expresiones de ateísmo bastante mediocres y pobres. El gran mito es entonces creer que el ateísmo (abanderandose de la ciencia de manera incorrecta, el cientifísmo) es sinónimo de racionalidad y que el pensamiento Cristiano es su antónimo… cuando alcanzando lo más alto de ambas posiciones de vida el culmen del pensamiento humano se alcanza precisamente detrás de la racionalidad colosal del Cristianismo real.
5. ¿Es razonable creer en Dios? Si en el punto anterior aseguro la fortaleza del Cristianismo es ahora para dar unos pasos atrás y no perder de vista que no vivimos de una creencia segura e inamovible de Dios. ¿Es razonable creer en Dios? Sí, es quizá lo más racional que un hombre verdadero puede proclamar… pero no de forma fuerte y total… Sino reconociendo que dentro de su existencia no puede sustraerse por completo a la duda… porque la duda de Dios es bastante racional, tanto para el ateo como tentación a rechazar la huella de Dios en nosotros, como la tentación del creyente a temer al vació y el sinsentido de no-Dios y preguntarse si no es mejor olvidarlo todo.
Quizá Dios lo haya dispuesto así, la duda del ateo y la duda del Cristiano no les permite encerrase en sus asuntos, sino que tienen que salir y encontrarse. El Cristiano sabe que ese encuentro es para dar esperanza y vida a quién no la tiene, y el ateo se dará cuenta en ese encuentro que duda más de lo que cree dudar.
—CJBS
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