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La vida Cristiana no existe para hacernos “buenas personas”, Cristo no vino a enseñarnos como ser moralmente correctos…

“Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera ser Dios”

Todo esto nos parece ridículo, incluso poco atractivo. Nos parece una locura que personas dejen todos los posibles placeres de la vida, despojandose de todo en nombre de Dios. No tememos ni deseamos a Dios porque nuestra mente esta embotada, pero TODA nuestra vida está dirigida precisamente hacia el deseo y temor de Él.

Nos conformamos con los ídolos, con los placeres, con las cosas, con las personas, pero… seguimos insatisfechos. Y buscamos más y más y más, lo conseguimos… y seguimos insatisfechos. A veces la insatisfacción apenas la notamos, pero está ahí punzante cuando nos quedamos en silencio (el cuál odiamos)… Otras veces está pujante, llevándonos a la desesperación, llevándonos a la adicción.

La gente cree que se busca a Dios solamente en los problemas y dificultades: ¡lo que no saben es que se desea aún más en la abundancia!. “¿Esto es todo? se pregunta el alma que lo tiene todo según el mundo. Esta vida parece una mala noche en un mal hotel, no porque no haya valor en ella, sino porque todo se desvanece, todo, incluso lo más bello, preciado, amado que tenemos. ¡Más! ¡Más! y no hay nada en el mundo que me pueda dar lo que realmente deseo.

“Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera ser Dios”

El Cristianismo no es ética, ni buen comportamiento, ni vida moral intachable… El Cristianismo es TRANSFIGURACIÓN, ES RESURRECCIÓN. No somos buenitos,… buscamos la Santidad, buscamos ser lo que SOMOS, hijos de Dios.

¿Qué quiere Dios? Lo que quiere desde que nos creó, compartir su vida divina, compartir su propia vida, hacernos hijos DE VERDAD, de sangre y espíritu. Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que lo aman.

No despreciamos al mundo por masoquistas, sino por libertad, todo me es lícito pero no todo me conviene como hijo de Dios, las cosas de este mundo son relativas a las cosas del reinado de Cristo, las uso para ser hijo de Dios. Mi amor hacia los que amo ya no es solamente humano, sino divino, transfigurado, entregado hasta la muerte…

Todo en el Cristianismo, incluido nuestro comportamiento y los sacramentos, están para llevarnos a nuestra transfiguración, a nuestra resurrección, a nuestra divinización.

¿Ahora entiendes porqué no encuentras lo que buscas por más que encuentras?Es como un bebe que piensa que su destino es el placer de un chupete, y no la gloría de crecer, crear, amar, construir, entregarse y morir para resucitar en aún mayor gloría… la de hijo de Dios.