¿Rechazas a Cristo porque no te van sus “reglas”? Porque, ¿qué tiene que ver una moral de hace 2000 años contigo?
Cuando Jesucristo abre la boca para hablar en el monte de las bienaventuranzas, la primera palabra que dice es: Felices. La vida de Jesús es acerca de gozo “Estas cosas les he hablado, para que mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea perfecto”
¿Pero qué tienen que ver unas reglas como las que enseña Jesús con la felicidad? Esa pregunta te la haces porque tienes una idea muy particular de la libertad, crees que ser libre es decidir hacer lo que quieras. Imagina que hay una persona que te gusta mucho y quieres conocerla ¿Ser libre es llegar, escupirle en la cara, patearla y retirarte? Absolutamente no. Quizá tengas que aprender algo acerca de esa persona primero, tengas que ahorrar dinero para invitarla a salir, tendrás que seguir reglas, normas económicas, civiles, de lenguaje, de movimiento, si desgranas cada uno de tus actos te darás cuenta de que te riges por normas necesarias para poder lograr otras ciertas cosas que deseas.
¿Pero qué es lo que deseas realmente? ¿Qué deseas cuando sales con una persona, cuando tienes sexo, cuando ves pornografía, cuando viajas, cuando compras cosas, cuando terminas tu carrera, cuando te drogas, cuando te vengas de alguien, cuando conversas? Gozo. Tu vida es acerca del gozo, alegría y felicidad inacabable. Y te pasas la vida buscándolo en lugares donde nunca lo encontrarás.
Las bienaventuranzas son las “reglas” que la Razón que creó el universo y tu naturaleza humana, te dice son las que pondrán en nuestros cuerpos y mentes la capacidad para el verdadero gozo.
Felices los pobres de espíritu. Que no habla de riqueza sino de desapego. Feliz si no estás atado, adicto a las cosas materiales… si no es lo que puedes comprar el centro de tu vida. Si la justicia (de Dios), la misericordia y la humildad son tu prioridad, no solo no te harás adicto a las cosas sino que sabrás usar lo que tienes con justicia y eficacia, para los beneficio y alegría de los demás… y serás libre.
Felices los que sufren porque serán consolados. Que no es masoquismo… Feliz porque no eres adicto a los sentimientos, sensaciones placenteras, gustos, todo eso que puede ser agradable pero no es Dios. Drogas, pornografía, consumismo, adicciones que te esclavizan. No es puritanismo, sino desapego y libertad verdadera.
Felices los humildes porque heredarán la tierra. Desapego al poder, al poder mundano que se destruye a si mismo y a lo que lo rodea. No es de extrañar que el autor del Señor de los Anillos, JRR Tolkien, quién vivió las dos guerras mundiales, haya escogido el anillo del poder como la última adicción. Sin la esclavitud por el poder mundano, puedes ser realmente libre para hacer el verdadero bien que muchas veces se presenta en la debilidad y la humildad.
Felices los que son perseguidos por causa de la justicia. Desapego a la adicción del honor… de ser alabado, reconocido, engrandecido. Es el reconocimiento de la gratuidad de nuestra vida y de cómo el buscar el bien, la justicia y la misericordia está por encima del reconocimiento. Gozo en la libertad del que no busca honores.
Riqueza, placer, poder y honor, los tres lugares donde tú y todos han buscado la felicidad, sea o no que reconozcas que tus actos “libres” son cada vez más adictos ¿Pero por qué te haces adicto a eso? Por que son substitutos para el verdadero gozo, puedes aumentar la cantidad y serás cada vez más esclavo.
¡FELICES! la vida de Jesús es acerca de Gozo. “Estas cosas les he hablado, para que mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea perfecto”
La verdad os hará libres….
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