Tiempo de lectura: 2 min. ⏳

Tu vida no fue una puesta en marcha por Dios, nada en la creación existe porque Dios la haya “creado” en algún momento pasado. Tampoco es que Él a veces “intervenga” en tu vida o en la historia…

Si tú existes, es porque Dios se mantiene en relación contigo a cada segundo de tu vida. La creación no inicio en algún punto concreto del tiempo, el tiempo nace con la creación. Así entonces “creación” no es un inicio para Dios, sino la constante relación de Dios con lo que no es Él.

Entender esto, contemplarlo, da luz a la verdad de lo que somos y de lo que es la vida. La vida no es una cronología aleatoria con pequeñas intervenciones de Dios… la vida es la constante y necesaria relación de Dios y nosotros en el tiempo. Una relación que es la que sostiene mi vida. Por eso la providencia y la gracia son la constante y el fundamento, el sostén de la realidad, no son agregados, no son cosas que a veces “pasan”. La compañía y presencia de Dios suceden a cada segundo… son el requisito para que existamos.

Aún en los momentos de oscuridad y pecado, Dios está ahí, esperando que lo alcances con la oración… Él nunca se ha retirado. No podrías existir si Dios no está en relación contigo. ¿Pero si Dios siempre está por qué nos va mal? Porque el pecado entró en el mundo… porque nuestra relación con Dios está herida, y porque Dios requiere nuestro “sí” y jamás torcerá ni obligará nuestra libertad.

Está aquí a un lado, presente, sosteniéndote, esperando que abras los ojos, desnudes tu corazón, doblegues tu soberbia, aceptes tu pequeñez, tu necesidad, para que Él pueda salvarte, sanarte, levantarte.

La providencia no es lo que pasa cuando Dios hace lo que quiere, es la totalidad de la realidad, es la teoría del todo, es lo que es… y podemos participar de ella, de esa oferta de salvación sí tan solo deseamos, aunque sea un poco… deseamos a Dios…

Nuestra vida no es ir del punto A al punto B… ni siquiera si el punto B es el cielo. La creación entera está sostenida cada segundo por la relación que Dios mantiene con ella. Nuestra vida es eso… una constante relación con Dios, si lo rechazamos, nos perdemos, si le abrimos nuestro corazón con un “si” Él hará el resto.