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La Iglesia nos propone que reflexionemos en el misterio de la vida, que es el misterio de la muerte. Desde que fuimos creados nunca vamos a dejar de existir. Podemos morir, pero dejar de existir nunca. Dejar de vivir todos, pero dejar de existir nadie. Y los que dejan de vivir es porque van a vivir de otra manera. Pero morir no es volver a la nada. Eso nunca. Entonces más bien prepárate para la eternidad. 

El asunto de la vida es la vida eterna, la vida o la muerte son transitorias, más bien prepárate para la eternidad, porque la eternidad es lo que nos espera “arriba” o “abajo”. Si fuera nada más desaparecer, pues apaga y vámonos, pero no, no estamos hablando de muerte hacia la nada, sino del asunto verdadero, la vida que engendra eternidad.

Entonces, cuando reflexionemos en la muerte, debemos más bien caer en cuenta de la existencia eterna. Es decir, desde que tú existes, nunca dejarás de existir. Dios nos hizo para Él, para entrar en relación con Él ¿Y si Dios es eterno cuánto tiempo vamos a existir?, para Dios no hay tiempo, la relación con Dios va a ser para siempre.

Pero, hay algo más, Dios no nos obliga a estar con Él, nos deja libres. Entonces, fijate, Dios nunca se va a separar de ti, pero Él respeta que tú te apartes. Y si Dios nunca se aparta de ti, como Él nunca se va a apartar de sus obras, entonces tu existencia es eterna, pero que tú te apartes de Dios, pues esa es tu libertad.

No todos se van a apartar de Dios, solo los que quieren, pero a los que se quieren apartar de Dios, Dios no se va a apartar de ellos. Dios no les quita su libertad, como a ti no te la quita. Tú podrás apartarte de Dios pero Dios nunca se va a apartar de ti. Entonces, ¿cómo se llama a que Dios no se aparte de ti y tú sí de Dios? estar muerto, eso es la muerte. Pero dejar de existir nunca, porque Dios no se aleja de ti. De hecho fíjate, la muerte ya la experimentamos desde ahorita.

¿Cómo te sientes cuando estás mal con Dios? Como un muerto viviente. Bueno, a lo mejor una persona que nunca ha estado bien con Dios dice “cuando peco y hago lo que quiero no me siento mal”. Es porque esas personas no han sabido ni saboreado estar con Dios, se han acostumbrado vivir así y les parece que esa es la vida. Pero al final, sienten ese gran vacío interior de no estár cerca de la fuente de vida. Vivir cerca o no de Dios es lo único que al final importa, es lo que sustenta todos nuestros amores y afanes.

Una persona que ha estado con Dios y se aparta de Dios se siente morir, pero está vivo… existe pero está muriendo al alejarse de Dios.

Entonces, la muerte es vivir sin Dios, eso es la muerte, pero aunque vivas sin Dios no podrás dejar de existir, podrás dejar de tener una relación con Él pero no dejar de existir, eso nunca lo vas a poder hacer por una sencilla razón, tú no te diste la vida, el proyecto de tu vida no es tuyo, es de otro.

Tu no elegiste ser hombre o ser mujer. Tu no elegiste nacer en la familia en la que naciste. Tú no decidiste nacer en este país y en este tiempo, a lo mejor hubieras querido nacer en el 1500. Esto quiere decir que tu existencia no es un proyecto tuyo, es un proyecto de otro, no es un proyecto tuyo. 

Tú no te diste la existencia a ti mismo, tu no te diste la vida. La vida no es un proyecto nuestro, tú vives, pero no ocurre por ti la vida. Puedes intentar realizar tus proyectos, pero estarás fracasando si los realizas lejos de Dios porque quién te creó te conoce más que tú a ti mismo y su gozo es verte lograr la santidad a la que llama, tú máxima altura, para la que fuiste llamado.

Todo esto no es para que sintamos como si estuviéramos a merced de la casualidad, no, todo esto es para que escuchemos lo que Dios nos quiere decir, yo te pensé, tu vida está en mis manos, tu vida es un proyecto mío, es un fruto de mi amor el que tú existas.

Es obvio, todos esos datos te dejan ver que la vida no es tuya. Y entonces fíjate, si la vida que tú vives no es tuya, quiere decir que se te está comunicando, que se te ha participado y que es un regalo y que es un don y que entonces quien te ha dado la vida algún fin tiene, algo pretende. Entonces ¿por qué? ¿para qué vivo? La respuesta al para qué vivo no está en ti. La pregunta sí, pero la respuesta no, y te has de hacer la pregunta porque en ello va el sentido de tu vida.

Entonces la pregunta es ¿para qué vivo? Es cierto, tú te encuentras con que vives, pero no te preguntaron si querías vivir. ¿Sabes cuál fue la respuesta de Dios para que tú existieras? La respuesta de Dios es que para mí es bueno que tú existas. ¿Qué necesidad tenía de crearte? Entonces fue una decisión, que dijo, para mí es bueno que existas, te voy dar ser, te voy a traer a la vida. Si no fueras algo bueno, no te hubiera hecho.

Entonces quiere decir que tu existencia es buena, si no, no existirías. Pero entonces ¿cuál es la finalidad de esta existencia? “El Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos” (Is 25)

¿Qué quiso decir con eso? ¿Pues qué quiere Dios? Dios quiere compartir su felicidad contigo. Cuando hay algo que festejar ¿qué es lo primero que se nos ocurre? Vamos a hacer una fiesta, se piensa en un banquete. Fijate lo que dice Dios, “El Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos”

Pero fíjate, el que invita a la fiesta, cuál es su alegría, ¿la comida? ¿Cuál es su alegría? Invitar a los invitados. Entonces, ¿para que te hizo Dios? Porque tú eres su alegría, tú eres la alegría de Dios ¿Y cómo lo expresa? Pues invitándote a comer. Lo esencial no es la comida, lo esencial son los invitados. Entonces lo que nos dice hoy es quiero compartir mi gozo contigo, para eso te he creado.

¿Que pretende el anfitrión? la presencia. Entonces yo te pregunto ¿Cuál es la verdadera comida que tiene el invitado para el anfitrión? ¿Cuál es la verdadera comida de la fiesta? La presencia, la familia, eso es lo que alimenta. Lo importante es estar juntos. Y fíjate el sentido. Dios hace una fiesta, pero no como las de nosotros. ¿Cuánto puede durar una fiesta de nosotros? Pues hasta el recalentado, pero para Dios la fiesta dura eternamente.

Entonces, ahora se entiende “… Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones…” (Is 25) ¿Qué quiere decir el profeta? Pues que Dios te quiere ver, porque para eso va a preparar un banquete, para verte, para que tú lo puedas ver. Entonces el sentido de lo que dice aquí es que lo primero que Dios te va a regalar en el cielo, lo primero es que te va a regalar es su presencia, pero por sobre todo sobre todo, Él te quiere ver, cara a cara, a su hijo, quien conoce desde antes de formarte en el vientre.

Pero también aquí ya estamos de fiesta, porque el anfitrión nos anticipa el cielo en la Cena del Señor, que es la Eucaristía. La comida terrenal te da fuerzas unas horas, pero el Pan del Cielo… como dijo Jesús, el que come de este pan vivirá para siempre.

¿Cuánta gente existe sin vivir porque no se come a Dios? Cuanta gente existe sin vivir porque no conoce a Dios. Y lo triste es que piensan que sí viven pero nunca han visto la verdadera vida y como no la han visto, no la entienden y no la extrañan. Pero el día que la viven y la pierden, van a morir… vamos, a eso se llama pecado mortal.

Pero el que vive en pecado mortal piensa que su vida es pecado mortal. No distingue que eso es una cosa grave. No me pasa nada, mira peque y estoy vivo, mira vivo, acabo de pecar y estoy vivo. No sabes lo que estás diciendo. La vida es Dios, la vida es Dios, experimentemos la vida de Dios.

Pidamos al Señor que hoy estemos vivos ¿cuántos que leen esto están muertos? Vive solo el que tiene a Dios. Ayúdanos Señor a llevar una existencia contigo, a no vivir sin ti, tú eres nuestro alimento. Organizas este banquete para vernos y para que te veamos y para tener una fiesta feliz eternamente. Tu presencia es nuestra vida y nuestro gozo, nuestra patria y nuestro hogar.