Tiempo de lectura: 2 min. ⏳

Nos acomodamos demasiado a la vida, nuestro trabajo, nuestro dinero, nuestros juguetes, nuestra salud. Queremos que Dios nos conserve todo esto y no nos enteramos de que la vida que tenemos es producto de un sociedad, una historia, una realidad temporal especifica y que de haber nacido en otro tiempo, en otra epoca, en otra familia, en otra historia o sociedad, nuestra vida sería completamemente diferente.

Nos acomodamos pues demasiado a nuestra vida y olvidamos las realidades profundas de nuestra alma, de nuestra humanidad de lo que realmente importa, aquello que no hubiera cambiado sin importar donde o cuando hubieramos nacido, donde seríamos quienes somos sin importar nuestra condición social, donde podemos disfrutar de los verdaderos gozos y los verdaderos dolores sin temer perder todos esos privilegios que hoy poseemos y mañana podemos perder.

El problema de tu sufrimiento es que vives como un niño temeroso escondiendose en el seno de su madre, ansias un descanso, ansias estar ciego a los sufrimientos del mundo, ansias una paz que ponga fin a todo el dolor tuyo y de los demás.

Pero la vida no es un descanso, es un conflicto, un conflicto por que deseas, amas, anhelas la eternidad, la felicidad y te encuentras con el dolor, el sufrimiento y la muerte, un conflicto por que quieres un Dios cercano, entendible, fácil y te encuntras con un Dios misterioso, difícil a veces incomprensible, amas y amas pero la muerte y la enfermedad no respeta tu amor, lo destruye, lo asesina, lo minimiza y hace pedazos.

La vida no es un campo de juegos, es un campo de guerra, de lucha, mientras tu vas caminando placidamente por el parque hay alguién sufriendo terribles dolores en una cama de hospital, mientras tu disfrutas de la inmensa compañia de tu familia hay alguién enterrando a sus hijos en el cementerio.

Si ves la vida como un objetivo en si mismo, si la ves como el destino de tu existencia, serás el hombre mas desdichado de todo el mundo, viviras en la desolación constante de quién no comprende que la vida es solamente un paso, un camino, un trayecto con explanadas hermosas y montañas terribles, es una lucha, una guerra, un hacer y deshacer constante, se requiere de un espiritu dispuesto, abierto, combativo y compasivo que comprenda, que entienda que los descanzos en esta tierra no son eternos, que la paz de espiritu no es la ausencia de conflicto si no la calma ante los mismos.