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Levante la mano el que alguna ves ha dicho: “He estudiado/trabajado tanto por esto, me lo merezco”

Pues… NO. Realmente no es así.

Sí hay dinero en tu bolsa es porque alguien más te compro la mercancía, alguien confió en ti. Si tienes trabajo es porque alguien más te dio la oportunidad de trabajar, alguien confió en ti. Si sabes hacer algo es porque alguien más te enseño, alguien más te dedico tiempo y esfuerzo, incluso si eres autodidacta, aprendiste viendo a alguien, leyendo a alguien más. Puedes hacer cosas porque vives en un país donde su estado actual te permite realizarlas, en otros países no tienen las mismas oportunidades, miles de personas han muerto para que tú goces la libertad que gozas. Tú creciste porque alguien te cuido y te alimento, tus padres, tu familia, el orfanato o la enfermera. Tú no pudiste jamás sobrevivir solo, alguien más tuvo que cuidarte. Aquí ni siquiera estamos hablando de fe, en el plano meramente mundano y humano, TÚ no te perteneces… eres para los demás. Pero si queremos llegar al centro profundo de las cosas… Nadie te dio la vida… ni tú, ni tus padres (engendrar no es dar vida), la vida proviene de Alguien más.

Nada en el cosmos podría existir (ni siquiera tu arrogancia y autosuficiencia), si Dios no crea la vida. ¿Entonces de que te jactas? Por eso la actitud religiosa por experiencia es el agradecimiento, el saber qué absolutamente nada de lo que tenemos y hacemos proviene de nosotros, es siempre regalo, siempre gracia. Por eso la DSI (Doctrina Social de la Iglesia) dice claramente que cuando damos a los más necesitados no estamos realmente haciendo nada que no sea “ser justos”. ¡Mira que magnánimo, ayuda a los pobres, da el 50% de su sueldo, da su tiempo a enseñar! ¿Por qué me llamas bueno si solo hay uno bueno, Dios? Lo poco que hacemos, porque Dios nos ama, nos lo toma como caridad, como un padre que se deleita en ver que su hijo pequeño se gloría de sí mismo porque recogió los platos de la mesa… cuando al final es lo mínimo que le tocaba hacer.

Y hay una trampa, siempre pensamos que el único necesitado es el que pide dinero en la calle, ¿pero quienes somos todos sino “mendigos”? todos estamos necesitados, de amor, de paciencia, de apoyo, de comprensión, de pan, de agua, de Dios…

El mundo tiene tanto MIEDO de esta verdad que buscan por todos los medios auto-asegurarse, cirugías estéticas, búsqueda de poder y posición, fans en redes, fotos de sus increíbles viajes y vidas… incluso muchas veces tratan de auto-asegurarse en cosas buenas como los hijos y la familia… ¡¡¡Pero ellos también son débiles y necesitados, son los mendigos de al lado!!!

Ni siquiera lo más seguro de la realidad, el amor de Dios por nosotros… es seguro a lo humano, ese amor se teje en una providencia de Dios que incluyen el dolor y el sufrimiento. Es más cierto que los fundamentos del cosmos, pero es siempre imprevisible, incontrolable, siempre a lo divino, a sus maneras y a sus tiempos.

Por eso solo si te haces como niño podrás entrar el “Reino de los cielos” ¿Y cuál es la actitud más profunda de un niño sano? ¿La inocencia? No… su absoluta dependencia y confianza en su Padre (Madre)

Qué difícil, pero que estúpido no hacerlo. Confiar en el Creador de toda la realidad, que se me ha revelado como Padre, que ha enviado a su Hijo a morir en la cruz por mí, confiar en su providencia aunque muchas veces no la entendamos. O confiar en la vana ilusión de que yo, pequeño ser humano extremadísimamente limitado, con todo mi fútil “poder” podré conseguir y controlar mi vida.

Y Dios me llama y me dice “conversemos” hagamos juntos esto, ayúdame a que mi gracia llegue a todos… ¡¡¡Me pide ayuda!!! Por guapo de seguro… claro, para Él soy el más guapo e inteligente (como todo el resto de sus hijos) pero eso no es lo que le importa, lo que le importa es compartir su vida divina conmigo y que le ayude a llamar, curar, sanar, anunciar, si tan solo me quitara mi patética y ridícula auto-afirmación y soberana arrogancia de que hay algo que me pertenece.

Así que Él me muestra el camino, se hace “hombre” ¡¡¡Lo divino se hace hombre!!! ¿Cuán domesticada está nuestra fe que no nos sorprendemos de eso TODOS LOS DÍAS? ¿Tienes idea de lo que fue para un Judío piadoso ver en Jesús, a YHVH caminando ente ellos? No existe afirmación más radical y profunda. Todos deberíamos poder morir con tan solo escuchar “Dios se hizo hombre” ¿Qué más podrías pedirle a la vida?

Y sin embargo Dios nos llama, nos “necesita”, quiere necesitarnos, nos hace comprender que su providencia incluye nuestras acciones, nuestras oraciones, nuestra entrega.. y ¡¡¡entonces lo entiendo!!!

“Conocer a Dios es comprender también,
que su omnipotencia no tiene que ver con el control,
sino con el sentido que se crea
en la conversación de dos libertades.”

No es el TODOPODEROSO allá arriba manipulando el cosmos como se le antoja, sino que en este mundo puesto en manos de la libertad… su providencia y su omnipotencia, incluyen y cuentan con nuestra acción… efectivamente, Dios se ha arriesgado a poner en nuestras manos la vida divina, compartir con nosotros la mesa. Pero no es un deseo, sino una verdad encarnada, de sudor y sangre, de Dios hecho hombre, Cristo, el verdadero hombre.

La apuesta está sobre la mesa, Dios sabe que el riesgo es altísimo, hasta podríamos matarlo. Sabe que algunos usarán ese don para sus propios planes y dirán “No serviré” (me serviré a mí mismo, me lo merezco, es mío, yo soy). Pero otros, entenderán su amor, se enamoraran tan perdidamente de Él, entenderán su paternidad, entenderán su sacrificio, reconocerán cuando el “yo soy” no es pronunciado de mí para mí, sino de Él hacia mi, YO SOY, me dice, y toco la puerta, y si me abres cenaré contigo y te mostraré lo que ojo no vio y oido no escucho…..

Si tan solo me quitara mi patética y ridícula auto-afirmación y soberana arrogancia de que hay algo que me pertenece.