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Estaba leyendo un posting de una página de Facebook “católica”, cómo se aplaudía que unos musulmanes bajaran a patadas a unas mujeres feministas (o femilocas como las llaman) de un escenario donde se llevaba a cabo un evento.

Lo que encontré fue una admiración hacia esa respuesta violenta de los musulmanes, una admiración que rayaba en la envidia, “ellos si pueden y nosotros «católicos» no tenemos el suficiente valor para hacerlo”.

Aún ante mi respuesta que llamaba a no permitir ofensas e intentar evitar que se denigraran ellas mismas, (no a los que se congregaban, sino a ellas mismas) bajándolas del escenario con la mínima violencia posible… me encontré con “católicos” que más se ensañaban y comían “palomitas” para ver con gusto la escena de la golpiza que le ponían multiples hombres a estás mujeres. Casi una copia moderna de la lapidación de la adúltera por mano de los Judíos.

Pensando en ello me doy cuenta que muchos “católicos”, tienen miedo. Tienen miedo de ser considerados débiles, pusilánimes, de poco respeto. ¡Pero eso es precisamente lo que nos prometio Jesús!, persecuciones, maldiciones por parte del mundo.

No, el mundo no te considera digno de temor, ni digno de respeto, el mundo no te considera cool ni te tiene miedo, de hecho con trabajo te escucha… el mundo te considera retrógrada y un poco tonto e incompetente. Por eso puede escupirte en público y sabe que no pasa nada, puede pintar por afuera tus iglesias, y puede denigrar las imágenes más sagradas. ¿Por qué esperas algo diferente? Si el Santo, la imagen en carne de Dios mismo fue machacada hasta los huesos, humillada, escupida y puesta en manos de este mundo pecador. ¿Acaso eres más grande que Dios?

Quizá añoras esos tiempos donde la Iglesia mezclada con el estado tenia “poder” y “respeto”… la época de los números, donde “todo” era católico ¿lo era?… ¿o era parte del bagaje cultural obligatorio?. Como bien Ratzinger nos dijo: «Pero yo estoy también totalmente seguro de lo que permanecerá al final: no la Iglesia del culto político, ya exánime, sino la Iglesia de la fe. Ciertamente ya no será nunca más la fuerza dominante en la sociedad en la medida en que lo era hasta hace poco tiempo. Pero florecerá de nuevo y se hará visible a los seres humanos como la patria que les da vida y esperanza más allá de la muerte.»

Esa admiración ante la violencia revestida de “defensa y respeto” muestran precisamente que ya eres parte de ese mundo, del mundo al que la Trinidad no pertenece, ese mundo del que precisamente Jesucristo te pidió seas luz y no parte de su oscuridad.

No, no eres un caballero templario, ni un héroe católico de película tipo Hollywood, el mundo te tiene como paria, y si intentas defenderte con la fuerza del mundo serás invariablemente humillado y aniquilado, porque Dios no protege con esa fuerza, y sin Dios eres parte de las estructuras de poder y debilidad del mundo, no eres nadie.

Dios gana todas las batallas, pero no con las armas del mundo, deja tu mentalidad pandillera trasvasada y revestida de “católica” y si quieres realmente respeto, busca primero el respeto de tu Señor y olvídate del mundo, olvídate de sus armas, y recuerda que el siervo no es más que su Señor, recuerda a quién sirves, recuerda donde está tu fidelidad.

―Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio la salvará.

‭‭Marcos‬ ‭8,34