Tiempo de lectura: < 1 min. ⏳

La tibieza en los Cristianos es también una forma de ateísmo,
¿quién puede haber escuchado y creído en Dios hecho hombre y quedar indiferente?

«Dios, Señor mío, tú has comenzado a manifestar a tu siervo tu grandeza y tu mano fuerte; pues ¿qué Dios hay, en los cielos ni en la tierra, que pueda hacer obras y proezas como las tuyas?» (Dt. 3,21)

Nadie puede ver el rostro del Señor y quedar indiferente, nadie puede decir que Jesucristo es Dios y no “morir”

«Pero mi rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y seguir viviendo» (Ex. 33,20)

… no morir a como vemos el mundo, a como vivimos, a que hacemos con nuestro tiempo, a como vemos a los demás, como nos vemos nosotros mismos.

«Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca» (Ap. 3,15-16)

Decir que creemos en Dios y no entregar la vida entera en ello es lo mismo que no creer.