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A veces me doy cuenta que Dios habla menos en mi vida que las voces del mundo y el demonio, como si intentara dejarme solo con las bestias en el coliseo observando lo que voy a hacer. ¿Cuál sería tu gloria si no eres probado?
Entiéndanlo bien, no es que Dios me haya puesto en el coliseo ni haya soltado a los leones, eso lo hacen mis hermanos hombres que viven según el mundo, esclavos en su pecado, pero como un misterio maestro (de esos sobre los que están fundados los pilares de todo lo creado), Dios entrelaza el libre albedrío pecador y la gloria de los que ha llamado a soportar y luchar como Cristo.

«Las injusticias claman al cielo»… y Dios parece que no hace nada, Dios permite que los leones desgarren a sus elegidos y sin embargo proclama… «Mía es la venganza…, yo pagaré, dice el Señor. Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber, porque haciendo esto, carbones encendidos amontonaras sobre su cabeza…»

En una creación libre donde el hombre ha creado coliseos y arenas mortales, Dios ha proclamado cuál es el camino para luchar, Él mismo lo ha luchado encarnado, en sangre, huesos, tendones y sudor… y su mayor gloría fue la cruz. El impío, no quedará sin castigo, el mal no podrá subsistir, la muerte tiene solo un tiempo; el tiempo de la paciencia de Dios, de quién es la venganza y también la gloría, la gloría de la cruz y la gloria de sus elegidos, que con su gracia y poder podrán seguirlo hasta donde tengan que seguirlo.

Dios parece hablar poco, observando ¿qué hará mi hijo? pero esta ahí «más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío», (interior intimo meo et superior summo meo), hablando cuando tiene que hablar, recordando cuando tiene que recordarnos, curando cuando necesitamos consuelo, alentando cuando necesitamos valor. Pidiendo paciencia, que es esperanza; confianza, que es fe; amor, que es lo que es, fue y seguirá siendo… amor que también clama las injusticias al cielo y proclama que de Dios es la venganza, solo el es juez y salvador. Esta vida es un coliseo y solo podemos y debemos luchar con la cruz, como Jesucristo, el rey de toda esta creación, nuestro rey, nos ha enseñado… mientras el Padre observa y recrea a través de nuestras vidas… todo.