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¿Para que hemos sido creados?

En el principio (Gn. 1, 1)
Vemos que en el principio Dios crea todo cuanto hay y ve “que es bueno” (Gn 1, 4). Sin embargo cuando crea al ser humano dice “Hagamos” (Gn. 1, 26) “hagamos” una palabra que engloba la trinidad de Dios, la comunión de personas que Dios es, después dice el libro del Génesis que Dios ve que todo cuanto había creado ese día (o sea el hombre) era “Muy bueno” (Gn. 1, 31)

Ve que ese ser, creado a su imagen y semejanza… todo cuanto ese ser es, es MUY BUENO, y hago énfasis en TODO… No hay una parte del ser humano que Dios considere como “mala” pues repito: Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno.

El hombre no fue creado para estar solo.
Dios se da cuenta de que éste hombre que es imagen y semejanza suya, que es MUY BUENO, no puede estar solo, pues a fin de cuentas Dios no está solo, Dios es, como decía con anterioridad, una comunión de personas. Es así que Dios Dice… “No es bueno que el hombre esté solo.”(Gn 2, 18). Dios crea pájaros, animales y los lleva a Adán para que los nombre. Luego de dar nombre a todos los animales, el hombre se dio cuenta que estaba solo en el mundo, no encuentra su ayuda idónea.

Esta es la experiencia de la soledad original que vivimos los seres humanos. Experimentamos un anhelo de vivir en comunión con otras personas, no hemos sido creados para amar objetos o animales, tampoco para entregarnos plenamente a ellos. Lo que descubrimos en nosotros, aún en nuestros deseos más torcidos, es un deseo de amar y ser amados. Experimentamos que somos diferentes a “los animales”. El hombre (Adán) se da cuenta de que su libertad le permite ser don para otro… pero para poder ser don (regalo) necesitaba a alguien semejante a sí mismo, alguien que en libertad pudiese recibirle como don, y a su vez, con reciprocidad, entregarse libre y totalmente a él.

Es así como Dios, conociendo ese anhelo que Él mismo había sembrado en el corazón del hombre, le hace caer en un profundo sueño que puede ser traducido como un “éxtasis” (lleno de alegría y admiración) pues descubrir que alguien nos ama y descubrir a alguien a quien podemos amar, definitivamente nos llena de alegría y admiración. Dios presenta a Adán esa ayuda idónea, una persona igual a él pero increíblemente diferente, llena de diferencias complementarias. No es que el hombre estuviese incompleto, sino que esas diferencias le complementan y potencian. Es así que podemos afirmar que el hombre es más imagen y semejanza de Dios en una comunión de personas (el matrimonio por ejemplo). Inmediatamente el hombre exclama: “Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gn. 2, 23). Es decir, “Por fin, después de tanto buscar, tengo frente a mi una persona con la que puedo compartir el regalo de la vida. ¡Finalmente una persona a quién puedo amar y por la cual puedo ser amado!”.

Es por esta razón, porque ambos son personas creados el uno para el otro, que “el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y se harán una sola carne” (Gn. 2, 24). Esta es la experiencia de la unidad: descubrir que no están solos, confirmar que son únicos como personas y diferentes del mundo visible de las criaturas, mientras al mismo tiempo lograr romper su soledad al encontrar a otra persona igual que ellos y a la vez complementariamente distinta a quien pueden amar.

Y ¿Cómo crea Dios a Adán y Eva?

Desnudos: “Y no se avergonzaban uno del otro” (Gn. 2, 25) esto es un punto muy importante… El hecho de que estuviesen desnudos da a conocer 2 cosas sobre el hombre:

  1. Todo cuanto hay en el es “MUY BUENO” incluyendo su cuerpo, el cuerpo no es algo malo que nos hace pecar como afirmaba en el cristianismo primitivo el maniqueísmo.
  2. El hombre y la mujer no sentían vergüenza pues sabían que habían sido CREADOS PARA AMAR, que su vocación, su llamado, era al amor. ¿Y? Pues que no tenían miedo de que uno pudiese intentar usar al otro, no tenían miedo de que uno pudiese mirar con deseo de poseer o de usar (lujuria) al otro, no temían la posibilidad de romper la dignidad del otro incluso con la mirada. Sabían que eran hechos para ser uno y en libertad, entregarse al otro, esto estaba inscrito en su naturaleza la cual es MUY BUENA. Adán y Eva sabían que su función en este mundo era el de ser comunión de personas a imagen del Dios trinitario que es una comunión de personas.

Comunión de personas.

El ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios y sabemos que Dios es amor (1 Jn. 4, 8)

El amor no se da en aislamiento ni en la soledad, por eso una persona no puede casarse consigo misma, por eso cuando amas debes tener a una persona para amar y alguien que te ame, por eso debe haber forzosamente una COMUNIÓN DE PERSONAS unidas en el amor. Una comunión de personas se crea cuando dos o mas personas se dan a si mismas unas a otras en el amor, así como Dios: El padre se da completamente al Hijo, el Hijo se da completamente al Padre, todo cuanto son y todo su amor y; de esa comunión procede el Espíritu Santo, por eso en el Credo repetimos que “procede del Padre y del Hijo”. De esta forma una comunión de personas, por ejemplo el matrimonio, es icono de la comunión de Dios. El ser humano en comunión con otros es MÁS IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS que estando solo, porque se potencia, se perfecciona.

La vocación al amor: creados para amar.

Es así como Adán y Eva siendo hombres originales, tenían conciencia de que habían sido creados para amar, puesto que estaban perfectamente unidos el uno al otro pero sobre todo unidos a Dios. La desnudez original nos habla del “significado nupcial del cuerpo” como la llama Juan Pablo II en sus escritos.

Este tema tan importante en la catequesis del Juan Pablo II (el significado nupcial del cuerpo), hace referencia a “la capacidad del (cuerpo) para expresar amor: precisamente ese amor donde la persona se entrega como algo valioso y, de esta forma, cumple el verdadero significado de su ser (descubre realmente quién es) y de su existencia (descubre su razón de vivir)” (Audiencia General 16/1/80).

En este estado de inocencia, su desnudez les reveló que estaban llamados a compartir en este Amor, siendo “regalo” el uno para el otro. En unión al Amor de Dios su amor recrearía el misterio de la creación (la procreación). Antes del pecado, este era el verdadero sentimiento del deseo sexual, amar como Dios ama, entrega total que da fruto y receptividad.

Toda la creación ha sido creada para el bien del hombre y la mujer, estando llamados a tener dominio sobre ella (Gen. 1, 28). La persona humana, sin embargo, está creada “para su propio bien”, (cf. Gaudium et Spes 24). Las personas no pueden someterse o dominarse unas a otras. Así que el primer hombre y la primer mujer no tenían deseo de poseerse el uno al otro, el único deseo que experimentaban era el de ser regalo o don para el otro.

Podemos darnos cuenta de que el ser humano ha sido creado para amar, no para usar al otro, ni para aprovecharse de él. Ha sido creado para vivir en una comunión de personas en donde se da a sí mismo como don, y recibe al otro también como don.

Quise exponer aquí el: “¿para que fuimos creados?” que respondo con el título del artículo… ¡para amar! Desde el principio este fue el plan de Dios, ¡y aún lo es! pero necesitamos acercarnos a su gracia y dejarnos tocar todos los días por Él para así, vivir en plenitud nuestra única vocación: el amor.

Entonces… ¿por qué es tan difícil amar hoy en día? Lo desarrollaré en otro artículo ya que necesitaría extenderme más. Sin embargo gran parte de esa dificultad tiene que ver con la caída. Te invito a estar pendiente para que leas el siguiente artículo.

Dios te bendiga.


Escrito por Bernardo Dueñas de Amor & Responsabilidad